El jamón, la joya de la corona
Si eres un amante del jamón este post te será muy útil para aprender a distinguir entre los diferentes tipos. Conociendo su procedencia y alimentación seguro que disfrutas mucho más de su textura y su espectacular sabor.
El jamón ibérico es conocido mundialmente y se ha convertido en todo un icono de la gastronomía tradicional española. Hoy hablaremos de este exquisito alimento para que puedas conocer las diferentes variedades y aprendas a degustar su intenso sabor, su agradable textura y su sugerente aroma.
La clasificación del jamón en nuestro país viene dada por diferentes patrones. En primer lugar podemos diferenciar el jamón según la raza del animal. En función de esto podemos distinguir entre jamón ibérico y el jamón blanco. El jamón 100% ibérico proviene de un cerdo hijo de padres 100% ibéricos, mientras que el jamón blanco procede de un cruce de razas, y por lo tanto será necesario conocer el % de ibérico que contiene.
Otra de las clasificaciones del jamón se realiza en función de su alimentación. Es así como podemos encontrarnos con jamón de bellota, proveniente de un cerdo ibérico criado en libertad en las dehesas y que en sus últimos meses de engorde ha sido alimentado de pastos naturales y bellotas. El jamón de cebo de campo, que procede de un cerdo ibérico criado en libertad que se ha alimentado de pastos naturales y piensos. Y el jamón de cebo, resultado de un cerdo ibérico que se ha criado en granjas y cuya alimentación se basa en piensos de cereales y legumbres.
Puedes diferenciar los distintos tipos de jamón con su etiquetado. El etiquetado negro identifica a los jamones de bellota 100% ibéricos, el rojo a los bellota ibéricos, el verde a los de cebo de campos ibéricos y el blanco a los de cebo ibéricos. Las piezas identificadas con los colores rojo, verde y blanco, deberían ir acompañadas de un % para determinar la cantidad de raza ibérica que contiene el producto. En cuanto al sabor, el jamón de bellota es mucho más suave y sabroso, al provenir la grasa casi por completo de las bellotas, está tendrá unas características parecidas a las del aceite de oliva.
Pero si quieres convertirte en todo un experto jamonero puedes seguir estas pautas para diferenciar un jamón ibérico de uno blanco a simple vista. En primer lugar, la caña (la parte más estrecha del jamón que une la carne con la pezuña) es más estrecha en un jamón ibérico. Las patas de los ibéricos son más estilizadas y más largas que las de los blancos. Los ibéricos además tienen un corte en forma de V justo donde termina la caña, y las pezuñas son de color negro, aunque no siempre. Y para identificar si el jamón se ha alimentado de bellota o de cebo puedes fijarte en la grasa, si brilla y puedes clavarle un dedo con facilidad, el jamón ibérico será de bellota.
El jamón ibérico tiene diferentes denominaciones de origen: la Dehesa de Extremadura, Guijuelo, Jamón de Jabugo y Los Pedroches, que pertenecen a las regiones de Andalucía, Extremadura y Castilla y León. Mientras que de jamón blanco nos encontramos con el Jamón de Teruel, Jamón Trévelez y el Jamón Serón.
Pero un jamón también necesita un buen cortador. La excelente calidad de este producto no solo es resultado de su cuidadosa y estricta preparación. Su calidad es fruto de un elaborado proceso que se inicia en los campos donde se crían los cerdos y alcanza su momento más esperado tras su corte, para servir en el plato. Para disfrutar plenamente de su sabor, deberá haber sido cortado en lonchas finas y no demasiado largas. Perfectas para apreciar su color, sentir su textura en la boca y degustar su sabor. De ahí que muchos hablen del arte del buen cortador.
La clasificación del jamón en nuestro país viene dada por diferentes patrones. En primer lugar podemos diferenciar el jamón según la raza del animal. En función de esto podemos distinguir entre jamón ibérico y el jamón blanco. El jamón 100% ibérico proviene de un cerdo hijo de padres 100% ibéricos, mientras que el jamón blanco procede de un cruce de razas, y por lo tanto será necesario conocer el % de ibérico que contiene.
Otra de las clasificaciones del jamón se realiza en función de su alimentación. Es así como podemos encontrarnos con jamón de bellota, proveniente de un cerdo ibérico criado en libertad en las dehesas y que en sus últimos meses de engorde ha sido alimentado de pastos naturales y bellotas. El jamón de cebo de campo, que procede de un cerdo ibérico criado en libertad que se ha alimentado de pastos naturales y piensos. Y el jamón de cebo, resultado de un cerdo ibérico que se ha criado en granjas y cuya alimentación se basa en piensos de cereales y legumbres.
Puedes diferenciar los distintos tipos de jamón con su etiquetado. El etiquetado negro identifica a los jamones de bellota 100% ibéricos, el rojo a los bellota ibéricos, el verde a los de cebo de campos ibéricos y el blanco a los de cebo ibéricos. Las piezas identificadas con los colores rojo, verde y blanco, deberían ir acompañadas de un % para determinar la cantidad de raza ibérica que contiene el producto. En cuanto al sabor, el jamón de bellota es mucho más suave y sabroso, al provenir la grasa casi por completo de las bellotas, está tendrá unas características parecidas a las del aceite de oliva.
Pero si quieres convertirte en todo un experto jamonero puedes seguir estas pautas para diferenciar un jamón ibérico de uno blanco a simple vista. En primer lugar, la caña (la parte más estrecha del jamón que une la carne con la pezuña) es más estrecha en un jamón ibérico. Las patas de los ibéricos son más estilizadas y más largas que las de los blancos. Los ibéricos además tienen un corte en forma de V justo donde termina la caña, y las pezuñas son de color negro, aunque no siempre. Y para identificar si el jamón se ha alimentado de bellota o de cebo puedes fijarte en la grasa, si brilla y puedes clavarle un dedo con facilidad, el jamón ibérico será de bellota.
El jamón ibérico tiene diferentes denominaciones de origen: la Dehesa de Extremadura, Guijuelo, Jamón de Jabugo y Los Pedroches, que pertenecen a las regiones de Andalucía, Extremadura y Castilla y León. Mientras que de jamón blanco nos encontramos con el Jamón de Teruel, Jamón Trévelez y el Jamón Serón.
Pero un jamón también necesita un buen cortador. La excelente calidad de este producto no solo es resultado de su cuidadosa y estricta preparación. Su calidad es fruto de un elaborado proceso que se inicia en los campos donde se crían los cerdos y alcanza su momento más esperado tras su corte, para servir en el plato. Para disfrutar plenamente de su sabor, deberá haber sido cortado en lonchas finas y no demasiado largas. Perfectas para apreciar su color, sentir su textura en la boca y degustar su sabor. De ahí que muchos hablen del arte del buen cortador.